lunes, 20 de junio de 2011

Un mónaco, por favor


  
     Esta tarde quedé con Adrián, nos dijo ayer por la noche Irene.
     
     Yo: ¿Y bien?

     Me dijo que fuera a su casa, que los padres estaban de viaje y que así no tendríamos que ir a pasar calor a ningún lado.

     Daniela: Claro, ibais a pasar más calor allí ¿no? (risas)

     Jajaja. La cuestión es que fui y cuando me abrió, me lo encontré con un delantal de camarero, os podéis imaginar que me eché a reír, por supuesto.

     Adrián: Pasa (con una sonrisa)
     Irene: Pero ¿qué haces con eso?
     Adrián: Pues como cuando nos conocimos fue en un bar, y hoy no vamos a ir a ninguno, he decidido ser yo tu camarero.
     Irene: Que suerte tengo entonces, de tener un camarero tan guapo sólo para mí (risas)
    
     Se puso detrás de una barra que tenía en su casa.

     Adrián: ¿Qué quiere señorita?
     Irene: Un mónaco, por favor.
     Adrián: ¿Perdone?
     Irene: Desde luego que es usted un camarero muy guapo, pero muy malo también, eh... un mónaco es cerveza con granadina.(risitas)
     Adrián: (tono irónico) tantos años que llevo sirviendo, y sólo tú podías pedir algo así.
     Irene: Tenía que ser especial ¿no?, ¿cuánto le debo?
     Adrián: Mmm... déjame pensar.... ¿qué te parece un beso?
     Irene: ¡¿Quéeee?! ¿un beso, por una receta que te he tenido que decir yo? (risas)
     Adrián: Eh..... entonces te tendré que agradecer yo la receta ¿no?

     Se acercó a mí, y... me besó (nos dijo con una gran sonrisa)
 
     Irene: Anda, ¡toma, tonto! bebe un poco.
     Adrián: Oye pues si que estaba bueno...
     Irene: ¿Lo dudabas, acaso? es mi bebida favorita.
     Adrián: Me refería a tu beso, tonta (risas)

     Estuve tan bien con él allí, que no me quería ir nunca.

     Yo: ¿Hace falta que te traiga un cubo, para que no me manches el suelo con las babas? jajaja
     Irene: Es que es tan mono...    
    

  

martes, 14 de junio de 2011

Un puñetero creo


    
      A las 17:30 en la fuente grande. Tengo que decirte algo importante. Luego hablamos. Estas palabras aparecieron escritas en una notita esta mañana debajo de mi mesa.
     Eran las 17:00  y estaba al 99 % segura de que no iría. Que ¿por qué?, pues porque sabía perfectamente de quien era esa letra : de él. Y la verdad es que ya estaba empezando a hacer el intento de olvidarlo  y volver a tocar su piel, ver sus ojos y esa boca con la que es un querer pero no poder.Querer besarlo pero tener que resistirme, no me apetecía por eso no quería ir. Pero al parecer ese 1% me hizo ir o esque quizás los porcentajes estaban invertidos y estaba intentando querer engañarme a mí misma.
     Fui a la fuente y él ya estaba allí.

     Dani: Vamos al muelle.

    
     ¿Al muelle? ¿Pero que pretendía este capullo, volver a engatusarme o qué? Estuve a punto de dar media vuelta e irme pero me podía más la curiosidad, así que una vez más fui hasta el muelle con él.
     Llegamos allí y me cogió la mano. Se la solté. Y empezó a hablar. 
    
     Dani: Quiero decirte algo.
     Yo: ¿Y crees que te quiero escuchar,verdad?
     Dani: No lo sé, pero espero que lo hagas. Porque es importante para mí.
     Yo: Adelante.
     Dani: Ya no sigo con Niki...
     Yo: Pues lo siento, supongo.
     Dani: Pero ¡ESCUCHAME! no es eso lo que te quiero decir. Lo que te iba a decir esque ya no sigo con Niki porque creo que tomé la decisión equivocada.
     Yo: Muy bien Dani, de eso te das cuenta después de 31 días, después de haber jugado con las dos y encima con un puñetero creo, ¿qué es lo que quieres? ¿qué te lo agradezca? o mejor aún ¿qué te aplauda?

     Dani: Dejalo, esperaba más de ti.
     Yo: (Risa irónica) Está bien... pues sólo por eso tendré que regalarte unos zapatitos de ballet.
     Dani: ¿Para qué?
     Yo: Para invitarte a que te vayas de puntillas a la mierda.

     Entonces me di la vuelta y me fui, quizás había sido un poco dura con él pero ¿qué esperaba? ¿qué me fuera montada con él en un caballo tan felizmente hasta su castillo, para tener un bonito final? ¡Pues no! porque creo que ya era hora de que le dejaran las cosas claras.Y si pensaba que yo iba a ser otro de sus muchos rollos, se equivocaba.